miércoles, 11 de marzo de 2009

Galileo y el Papa urbano VII

(Galileo y el Papa Urbano VIII)
En 1616 la Inquisición decide condenar la teoría de Copérnico, colocando su obra en el Index Librorum Prohibitorum (Índice de los libros prohibidos). Se declara que la teoría heliocéntrica es contraria a las Sagradas Escrituras y que por tanto "no puede tenerse ni enseñarse".


En 1623 sube al trono pontificio el cardenal Barberini, con el nombre de Urbano VIII, que siempre había demostrado gran afecto por Galileo. Le parece entonces oportuno a Galileo defender el sistema copernicano en un libro, e inicia su libro los "Diálogos". Lo termina de escribir en 1629 y logra publicarlo en 1632.


La acogida del libro fue muy distinta a la que Galileo esperaba. El probelma principal fue el cambio de actitud del papa Urbano VIII hacia Galileo. Según algunos, debido a que los enemigos de Galileo habrían convencido al Papa que Simplicio, uno de los personajes (del) "Diálogos", lo encarnaba a él.


Era evidente para el lector que Galileo había elegido la forma de diálogo para escapar a la Inquisición. El diálogo es entre dos defensores del sistema copernicano y un defensor del tolemaico. El personaje Simplicio defiende todos los argumentos que sus adversarios jesuitas habían hecho contra él, lo que los hace parecer tontos. Simplicio al final ganó, en virtud de una axioma: "la razón de Dios- dice-tiene sus razones que el hombre no puede entender. Por lo tanto, es inútil tratar de entender qué hizo y cómo lo hizo, no queda más que aceptarlo en su insondable misterio". Pero esto es en realidad lo que anteriormente había dicho el Papa, y una de las otras dos partes responde a esos comentarios con sarcasmo: "doctrina realmente milagrosa y angelical".

Los jesuitas hicieron ver al papa Urbano VIII que Galileo había puesto sus palabras en la boca de un tonto. Y el Papa, sintiéndose (con razón) befado y traicionado por su protegido, lo abandonó a la furia del Santo Oficio.

Galileo vuelve a ser acusado ante la Inquisición, ahora por violar la disposición del Santo Oficio de 1616. Se le obliga comparecer ante la Inquisición en Roma y ahora los resultados fueron mucho más desfavorables para Galileo. Es condenado finalmente, en abril de 1633, "a formal prisión... por un período determinable" a satisfacción de Santo Oficio. Se le impone además penitencia saludable y se prohíbe su libro.

La condena " relativamente" suave que Galileo obtuvo de la Inquisición estaba condicionada a la retractación pública que Galileo debía de hacer de lo dicho en su obra: "...abjuro, maldigo y detesto dichos errores y herejías... y juro que nunca más en el futuro diré o afirmaré algo, verbalmente o por escrito, que pueda dar nacimiento a una semejante sospecha en mí; y si conozco a algún hereje o que sea sospechoso de herejía, lo denunciaré a este Santo Oficio".

Puedes encontrar más información acerca de este tema en páginas como Wikipedia, páginas que hablen de Sumos Pontífices y en una de las páginas que ofrece Yahoo.

Este artículo está escrito por las alumnas: Paloma y Adelina.

1 comentario:

Unknown dijo...

Tres fallos. Falta una palabra.
Se compensa con los errores que había en el original y que habéis corregido.